Miedo "mainstream"
- dgmoficial
- 3 jun 2014
- 2 Min. de lectura
Nos encanta la música y creemos que somos auténticos expertos en los géneros que más nos llaman la atención. Preferimos aquellos que se encuentran en un segundo plano en las radios nacionales e incluso los menos conocidos, mientras vamos modelando la fobia hacia el pop con nuestro orgullo y afán de críticos.
Está claro que la música pop es aquella que mejor cala en la sociedad. Se define como el estilo que engloba a canciones con estructuras sencillas y convencionales, además de poseer estribillos que se repiten a lo largo de la misma y que resultan pegadizos. La odiamos. Unas veces por la continua insistencia de las radios reproduciendo un mismo tema a lo largo del día y otras por celos. Comprender que una canción tan básica tenga una altísima repercusión mediática nos resulta complejo.
Sin embargo, escuchamos más pop de lo que creemos y no porque en los 40 Principales nos machaquen con One Direction o Katy Perry.
El pop, como género musical, nació a comienzos de los años 60 a partir de otros como el rock and roll, el jazz, el r&b o el folk. Utiliza instrumentos propios de ellos como la guitarra eléctrica o el piano e incorpora, además, sintetizadores y sonidos electrónicos. No resulta insólito, entonces, que escuchemos pop mientras cantamos a todo pulmón nuestro tema favorito de rock o vibremos a ritmo de altavoces en "Tomorrowland".
Pero lo detestamos. Nos aterra que el sencillo de nuestra banda preferida, "DJ" o artista que tanto hemos disfrutado al escucharlo se cuele, finalmente, en las listas de música populares (mainstream). En ese momento terminamos por odiarlo y nos consuela el convencernos de que ese, en particular, era “el más popero de todo el álbum”.
La realidad está a un giro de tuerca. Reconocer que este género disfruta de grandes temas en su historia musical nos otorgaría cierto grado de sabios, pues ¿qué existe más pop que Los Beatles, Calvin Harris o Michael Jackson?
Bienvenidos a Takeover.
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